—Si el señor Monroe se entera que ando con los chismes de su esposa, jamás me moveré de esta silla. —¡¿En serio?! No se mete con nadie. —¡Alcahueta! Sus amigos me observaron. Como nunca en la vida imaginé que eso me ocurriría, solo empaqué ropa digna para estar en casa o salir a un parque. —Me lo pasó tras suspirar aliviado. Algunos intentaron consolarme, preguntándome el porqué me trataron así, pero proseguí sin siquiera mirarlos al rostro. Los movimientos de ese baile me parecieron provocativos. Se acercó a los pasamanos para derrapar sobre ellos. —Fue a saludarla con un beso y abrazo. Ideal Amanecer 6 Pack S/ 17.69 S/ 19.02 Cantidad Agregar al carrito Ideal® Amanecer Mezcla Láctea SixPack (6x395g) Mezcla láctea compuesta con maltodextrina y aceite vegetal, … Un indeseable incluso obstaculizó el camino con tal de tomarse una junto a su ídolo. —Es una pena que no podamos compartirlas con Martina. Supuse que lo evitaba porque le causaría vergüenza que lo viera en ese estado. Te recomiendo las tiendas en el tercer nivel. La motocicleta era ruidosa. Tú no perteneces a un círculo social importante. Necesitamos llevarlo con urgencia al hospital. Iremos al otro edificio —me informó. Los chicos se nos acercaron para tomar un receso. Al salir a las aceras, ya casi todos se habían marchado. Estuve conversando muy a gusto con mis padres por alrededor de quince minutos. —No hay problema. Si me vestía con bikini, todos notarían lo pálida que estaba donde no me daba el sol gracias a esos intensos inviernos del Norte. A pesar de mi esfuerzo, reconocía que teníamos veinte segundos para ser rodeados y aniquilados. Estaré aquí a las diez con un taxi para recogerte. —¿Cuándo comenzaremos el entrenamiento? No tenía ganas de bañarme en la piscina, ni siquiera tenía bikini. —Recogía las bolsas—. No te molestes en husmear, que solo la familia me sigue. Nos saludaron amablemente, y cuando salimos ellas entraron. —Me reí—. No olvides tomarte fotografías. Smashers nos derrotó con un punto de más. —¿Uh? Ella que, se sostenía la frente con una mano, lucía como si sufriera. —Y eso que ni siquiera es verano. Y ¿a ti cómo te ha ido? —le preguntó Lindsay al verlo cruzar por su lado. —Llegué. When the system detects a problem, a review may be automatically rejected, sent to the reviewer for validation, or manually reviewed by our team of content specialists, who work 24/7 to maintain the quality of the reviews on our site. Sabes que siempre fuiste un empleado eficaz! Estuve revisando ese lugar y no pude encontrarlo hasta que pasé por la parte delantera y lo encontré afuera, sentado en un banco con la mirada clavada al teléfono. Le inquietaba que por estar detenidos en medio del pasillo, molestábamos a quienes cruzaban. Demostró que en cada segundo entregó todo su ser. —Reía—. Se quedó callada. —Gracias, Lily. Regresé al cubículo y les entregué los vasos. Incluyendo cuatro pretendientes que, por primera vez, le hicieron sentir que soñar era valioso y enamorarse valdría la pena. El vehículo era cómodo, moderno y elegante. Sin que se percatara, fui al Internet y me puse a ver sus entrevistas. Pero qué podía hacer, él era muy afectivo; no podía conciliar el sueño sin que antes su amada hija les diera las buenas noches—. —Intenta animarla, por favor. Aquí no te causará pena. También vestía un reloj dorado. Supuse que alguien acababa de llegar. —Me señaló al chico que patinaba con él. —La miró incrédulo—. —Cuando al fin supo de quien se trataba, no pareció muy contenta. Hubiera deseado sentirse tan alegre que evitar sonreír sería un reto, pero todo lo malo hasta le hizo lagrimear por gran parte del camino. Quieres saber algo, así como tú hay otras miles, pero esas cuentan con clase, educación y personalidad. Aquí ni son las diez de la mañana y ya hubo una pelea entre vecinos. —Le pegó el control remoto en la cabeza—. —¡Arya! Él ya había mejorado un poco. En una esquina de su monitor, visualicé una ventana de donde se veía a alguien hablar. —Descuida, Lily. —Buena idea, Lily. Me miró de arriba a abajo, concentrándose más en mi cabello. Escucha, decidimos ir a las dos de la tarde. —¡Ve, sigue lanzando flechas! Pues no, ¿por qué preguntas? Gabino estuvo entre la vida y la muerte. Para muchos lo más divertido era el suelo. El corazón se me iba a derretir. Odio esto, sentirme tan vulnerable. Aún vestía el pijama. ¿crees qué tener conmigo el cliché del adinerado que ignora a la pobre, te llevará a algún lado? —No sé —dijo tía. Desde que terminó la secundaria, invierte su tiempo vagueando en ese parque. Las tomé y enseguida las guardé en el bolso. Los pasillos estaban decorados con cuadros preciosos, muchos de felinos. Mejor llamaré a un taxi. Supuse que iría a la pizzería a buscar otra. Entré al apartamento sintiéndome en las nubes. Eran las tres de la tarde. —Se alivió Juliana. Di varios pasos y fui frente a un espejo para apreciar como me lucían. Llevó el vaso a su boca. Ese tipo que salió de aquí hace unos minutos y que tú crees ser mi amigo, es tan imbécil que si nos ve juntos se atrevería a mencionar que los problemas actuales se deben a mis descuidos por andar de coqueteo en la oficina. Solo se notaba porque la luz estaba encendida. Como mi marido es enemigo de ese vecino, no podemos ir a hablar con él, pero sí una de ustedes. Mientras comíamos y charlábamos tonterías, el empleado que servía bandejas, se nos acercó. —¡¡Fuera de mi propiedad!! —Arthur intentó escapar al encontrárselo ridículo, pero Morgan lo sostuvo firmemente con su brazo. Salí y me vestí. Solo te puedo comentar que si todo sale bien, estaré súper feliz. El lunes cuando llegué al empleo, me encerré en el armario con Luis para hablarle seriamente. —Por favor, Arya —le rogué cooperar. Había sacado unas revistas para despedirlas. —protesté. El pobrecito siempre se va súper tarde. —Si te ofrecen limonada, no la tomes —me aconsejó Ethan—. —Eso te tocará descubrirlo. El ogro aprendió a tolerar el dolor de las flechas eléctricas, y empezó a caminar hacia nosotros. Ella se descubrió la cabeza y retiró su cabello de la cara. Eso como que me ha desmotivado un poco. ¡Rayos! Su gran debilidad es su velocidad. —¿Estás disfrutando la fiesta? —Tú sabes que siempre viví con ese miedo, pero no más, ya no seré como tú. Teníamos un gran escándalo; incluso dos niños correteaban y saltaban de una mesa a otra. Él se ponía más nervioso que nunca cuando estábamos ahí. Dudo que sobrevivamos los primeros grupos del sábado sin ahogarnos. —Qué tengan una linda noche. Solo ten cuidado de no incendiar a tus compañeros. —Hmm... —Elly lo miró—. La nuestra era la ocho. Cuando íbamos recogiendo basura en la sección derecha, donde no había ni un alma trabajando, comencé a recibir una llamada telefónica. Estaba a un metro de distancia del sofá, mirando a la puerta como si fuese la salida al paraíso. Espera... Volvió a concentrarse en su trabajo, como si tuviera que resolver algo con urgencia. Se despidió para seguir trabajando. Mi madre me ayudó. Se aseguró de que comiera mucha comida saludable. Conversamos sobre Juliana. Soy el único que vive aquí. Aquí muere lo nuestro. —Terminó la llamada. —Ya sabes, la originada por los juguetes defectuosos. Cuando ella iba a refunfuñarle, el gordito la detuvo, exigiendo comportamiento de ambos. —Ese pijama te hace lucir tan tierna. —Recordé una de verduras que mi madre me obligó a tragar. Buena suerte. Soy Kevin, tengo dieciocho años de edad. Las mujeres de su grupo estaban bastante animadas. —Estaba boquiabierta, procesando mi entorno. —Es solo un pasatiempo. —¿Dónde está tu familia? Lo que menos quería era que se desquitara o desahogara conmigo. Oferta Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g actual del folleto de Metro. A pesar de que ejercía presión, no era suficiente para hacerme daño. —¿Ver qué? —¡Arya! A los cinco minutos, regresó con un vaso de chocolate en cada mano. —A pesar de todo me puse algo nerviosa. Más adelante había un grupo de personas rodeando una mariposa de alas rojas del tamaño de un perro adulto. —Se preocupó—. El videojuego se titulaba “Enigmas”. Revisé las bolsas para asegurar que solo sostenía las mías. Buscar . —Ay no... —Me sentí súper avergonzada—. Son tan privados que siento que si los revelo, perdería una parte de mí. Como Owain poseía la suprema clase guerrera, tenía una habilidad tan poderosa que, de Elly bajarle la mitad de los puntos de vida, acabaría con el cocodrilo. Charlamos sobre la ciudad, el edificio donde trabajo y las ocurrencias de su empleo. —¿Te gustaría practicar con la patineta? Al llegar a Anger, la que quedó en tercer lugar, tras colocarles las medallas, les pasó el trofeo de bronce. ¡Aléjate de mí! Address: Copyright © 2023 VSIP.INFO. Dio varias vueltas alrededor del banco—. Lo siento, sé que te duele la cabeza. Al frente de la estantería había grandes cubos que imaginé eran los utilizados para recolectar basura. Ni uno se cayó. —pensaba contenta—. —¿Esto qué tiene que ver con tu empleo? —Si necesitas algo, no dudes en buscar mi ayuda. Fuimos a las aceras del lado del parque y continuamos entre la multitud. Sabes que soy bruta. Al alcanzar ese cubículo, me detuve a curiosear. En la ceremonia de los trofeos, las ocho pandillas fueron invitadas a la plataforma. ¿No te atemoriza estar solo por horas cuando mamá sale? Y que si te acercabas a las paredes, equis rojas aparecían parpadeando, indicando el peligro de colisión. —Se me acercó para mostrármelas. El bullicio era intenso; personas conversando, niños jugando, el tránsito y música de diferentes géneros a todo volumen. Al sacarlo del bolsillo y revisar, me percaté que se trataba de mi hermano. Después nos fuimos a sentar en el sofá. Pero mirándote hoy de frente me percaté que dentro de mí, deseo algo que con palabras no admitiría. Realicé varios pasos. Quién sabe cuando seremos capaces de regresárselo. —Esperaba Eris. Williana nos saludó con un apretón de manos. Ya no sé que hacer con ella. Algo en mí me hizo sentir segura que era ella, y por eso me quedé hasta que mi presencia atrajo su atención. —¿Recuerdas haber leído su nombre? Se descubrió completamente para quedarse sentada a mi lado. Informaban como a “Don Mario” le apasionaba conocer chicas de bajos recursos para conquistarlas. —Está bien. Su bebé estaba en la cama. —Pienso que estás siendo injusta. Es difícil ser una buena hermana, esposa y madre, cuando cada quien demanda tiempo y comprensión de ti. Antes de iniciar el enfrentamiento, el Halcón les pidió que, como gesto amistoso, se dieran la mano para promover el buen espíritu competitivo. Muchos niños correteaban como si no soportaran las ganas de llegar. —Le pasé una cuchara. Más adelante estaba un paquete de pan integral. —La chica estaba nerviosa. —Otro día, ¿sí? Todo estaba decorado con juguetes para niños y niñas menores de nueve años de edad. —Sonrió. En algunos pasillos y esquinas, había versiones gigantes de esos muñecos. —Me motivé, y noté como me miró sorprendido y asustado, como si lo que cometería fuese algo impensable. —Ah... Es que las personas tienen la mentalidad que este empleo solo es ocupado por latinos, otros inmigrantes o viejas como yo. Nos salió la semana como 800€. Si deseas, lleva a un ayudante para que vayas más relajada. —Deseaba contemplar tu rostro. ¿Serías tan amable de aconsejarme uno perfecto para mí? Me encantaba que era más suelto que el verde. En Metro hallarás una gran variedad de productos, además de Mezcla Láctea Ideal Amanecer 24 x 395g. ¿Te puedo llamar mientras trabajas? Mientras que yo fui pateada a madurar lo antes posible porque en esos días necesitábamos fortaleza. Sus atracciones estaban creadas con las temáticas de sus más populares películas. Al terminar de almorzar, visitamos a Juliana en el tercer nivel. —Mira, te traje el reporte de las fábricas en China. —Fue cuando tenía diez años de edad y Arya tres, que nos quedamos solas en el mundo. Él es alto, inteligente, se preocupa por quienes quiere y tiene una agradable sonrisa. —Ni sabía que así se llamaba. Hago lo que se me venga en gana. Morgan había dado varios pasos hacia adelante mientras miraba como su hijo batallaba. —Planeé vestirme con esa blusa, la chaqueta azul, un pantalón jean ajustado y unos tenis negro. —¡No, yo a ti te llamaré Kevin! Costaba tres mil dólares. Qué fastidio, ya quiero volver a la universidad, quiero recuperar mi vida. Había entrado en la sección izquierda del quinto nivel, cuando comencé a escuchar una llamada telefónica. —¡Cielos! Ah... y pégate de mí para que ninguno de estos cabeza de pollo, decida pasarse de contento. A todos nos funcionaron a la perfección. Ha estado ausente, por eso mi trabajo está más atareado que nunca. Scribd is the world's largest social reading and publishing site. La pantalla comenzó a marcar treinta segundos. Ocurren a menudo por estas horas. —preguntó por el micrófono. —¡Gracias! —Por lo menos ayer, ¿tuviste tiempo para descansar? Tienes tanto trabajando aquí y no lo conoces. Tome. Solo el típico de cuando saludas. —Yo hubiera pensado igual. —¡Uf! —Ya comenzaba a sudar la frente. —¡Maldición! Cuídate y buena suerte. —¡¿En serio, eres del Caribe?! Contemplé como lucía apenada, deseando correr a los brazos de su hermana y ser consolada por ella. Vi que cada platillo tenía su nombre, fotografía, parte de su historia y describía sus ingredientes. —Deslizaba su dedo sobre ellas para resaltar las mejores cualidades. Arya al ver como todos reaccionaron, sonrió y se limpió las lágrimas. —¡La policía! —En serio... —¿Tendría el honor de conocer tu nombre? Caminé con calma. —Hmm, sí. Ni piensen que gastaré energía defendiendo a unos desconocidos buenos para nada. —Levantó el sobre y se lo pasó. Había como quince personas en la piscina, pero eran los jacuzzis los que estaban abarrotados. Me pasó un vaso y se sentó. Mis otros libros en Amazon Gracias a mi amigo Wyll Caelum por el apoyo desde el principio hasta el final. Su pantalón, blusa y tenis eran del mismo color. Descargue nuestra aplicación gratuita Catalogosofertas.com.pe: Oferta Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g actual del folleto de Metro. Disfruté el camino de regreso al apartamento. No logro entenderte con todo ese ruido. La dicha no toca la puerta dos veces. ¿Cuántos caballos de fuerza tiene? El momento en que una de las personas que más amaba, por quien había dado todo y era protagonista de la mayoría de sus sueños, decidió que era hora de dejarla atrás. No tenía rumbo. —No seas ridículo, en un día volveré a la normalidad. Se han arrastrado para defender a los perdedores. Seguridad, Revisa tu —Dejémosla ahí. Se veía con una calidad impecable. Sobrio ni loco me hablaría así de cursi. —¿Qué les parece? —¡Eh! A pesar de todo, su insistencia me hizo contestar en el minuto tres de Arya. —Se precipitó hacia mí hasta sujetarme del cuello con ambas manos—. Si me halagaba, me iba a sentir en las nubes por el resto de la tarde, pero si le daba igual, me iba a sentir decepcionada. En verdad me impresioné como mis manos temblaban. —La escuché —confesaba—. Entré al apartamento sin que me viera. Enseguida me monté para que a mi padre no se le ocurriera gritarme. Porque si es así, te puedes largar ahora mismo —me regañó. Esa marca se llamaba “Guxxi”. —Móntate —me pidió. —Oye, ¿te incómoda estar conmigo? Los mantuvimos al margen. A veces esperábamos hasta diez minutos sin actividad, escondidos entre árboles. —Es que... ocurrió algo con un vecino y no puedo salir. Me le acerqué y fui a recoger los cubos que estaban detrás de su asiento. Me mortificaba lo resistente que era. —Ah, lo siento —lo lamenté porque en verdad quería ayudar a motivar a mi antisocial hermano. Del lado izquierdo estaba la sala de estar que finalizaba en la cocina. Arthur continuaba tocando. —¡Cálmate, no estoy de humor para tus quejas! —Ah... También presencié en las cámaras como tú y Arthur estuvieron juntitos en la cocina. —Rayos, tampoco me subas la voz. Por suerte en una rampa, se distrajo un poco y canceló las vueltas en el aire que planeaba realizar. Que ninguno había traicionado el amor que se sentían. A nuestra derecha, a casi cincuenta metros, observé a unos niños con uniforme escolar. Si en mí estaba, escogería el central para estar más tranquila, disfrutar su compañía y recordar mi infancia. No te sientas obligada. —Me le acerqué riéndome. —Me detuve frente a la entrada del cubículo. Sus paredes estaban decoradas con dibujos en hojas de papel. Al acercarnos a las puertas de la mansión, ya éramos capaces de escuchar música electrónica provenir del patio trasero. Él piensa que esos quinientos empleos valen más que los animales que morirán o serán desplazados. Entré en la empresa y a los pocos días adquirí esa misma mentalidad. —Intenté tomarlas, pero las echó hacia un lado. —Vamos a mi apartamento. Se removió las gafas. —¿Ah? —Arya, ¿a dónde vamos? ¿Te has atrevido a venir a mi hogar a ofenderme de esta manera? ¡No sé de cuál enamorarme! Porque alguien que quería, no llegaba a tratar de esa manera bajo ninguna circunstancia. —¡Ese maldito amante me las pagará bien caro! Mi objetivo era encontrar un baño lejano para hablarle a Juliana. Antes de salir, me apliqué el perfume más rico que traje. La tienda era pequeña, pero acogedora. Miré hacia un lado y luego hacia el otro. —Luis, un día de estos quiero que me muestres tu arte. Era inmenso, sus paredes eran utilizadas para promocionar productos en grandes pantallas. —Llegó quitándose las gafas—. Actuaré “normal” en ese lugar. —Continuó con prisa para irlo a asistir con sus conjuros. ¿Cuánto le pagaste a Luis? En la cuarta ronda, los enfrentamos y de milagro les ganamos. Bueno, creo que encontré algo que te ayudará. Él lució incómodo con el lugar porque hombres de baja confianza, charlaban y fumaban en las aceras. —Sabes qué lamentaba hace unas horas... el no habernos tomados fotografías la primera vez que salimos. —Guau, no olvides invitarme cuando eso suceda. Me acerqué a curiosear. —Se secó el sudor de la frente con una toalla roja. Creo que está de más decirte que a nadie le aceptes bolsas, equipajes o cualquier objeto. Notó como caminaba hacía él, y se paró guardando el teléfono en su bolsillo. ¿Cuál es tu nombre? —En vez de contratar a esa cualquiera, ¿por qué no empleamos a alguien que otros de aquí ya conocen? —No te preocupes, quedamos bien. —Ya había agregado al carrito las camisetas oscuras que quiero comprar. En una de las más pequeñas, alcancé a ver una de la empresa donde trabajaba; promocionaban un set de cocina para niñas. Ella debido a las insistencias de la madre de Ethan, se pasó el miércoles descansando. Algunos intentaron entrarle a machetazos, pero él, o era defendido por el león o los bloqueaba con la espada. Tenía densas cejas negras y ojos oscuros que reflejaban los constantes trasnoches. —Oh... entiendo —le ofrecí una dona y la tomó contento—. Mientras que yo veo a mi marido e hijo como expansión de mi felicidad, ella solo como intrusos. Se me subieron los ánimos porque eso significaba que iba a saber a algo de otro mundo. —Bebió alcohol. —Pizza. —Se asustó Ethan. —Ella me miró por primera vez y le prestó su bebé a tía para venir a saludarme. —Es que saldré, pero no con ella —tras informarle, estuvo en silencio total por cinco segundos. —La perseguía. Nos vamos a ir juntas. Yo y otras dos primas nos pasamos un mes con nuestra abuela, brindándole nuestro apoyo. —me preguntó. Se quejaba de hacerlo sentir mareado y poco energético. —Anda en las nubes. Arthur me pidió quedarme para que resguardara ese banco que estaba desocupado en una zona media tranquila. —Arya está grave. —Es peligroso —agregaba—. —Guau, qué brillante —dijo irónicamente. Me lastimó y no fui capaz de hacer algo en su contra. —me preguntó tras haber mirado el supermercado—. Necesito seguir esforzándome para que cuando la persona encima de mí se retire, estar lo suficientemente capacitado para tomar su puesto. —Te llevaré a donde conozco. —Interesante, solo te falta el novio para completar el combo. —Ve a comprar un vestido en el centro comercial. A nosotros casi se nos bajó la presión cuando creímos que en el tercer minuto se caería. Sujetó el cable del toma corriente y lo desconectó de un tirón. Estuve tan indispuesta a contestar, que miré hacia un lado. Miré de reojo su monitor y me percaté que escribía un correo electrónico. Kevin se percató que el Heavy Metal me incomodaba y se llevó la bocina al otro extremo de la piscina. —Hmm... no tengo dinero para esos productos. —¿Qué no escuchaste a la enfermera? —Ay, eso dolió. Owain había creado una inmensa y potente esfera llameante, semejante a un Sol. Ni el estrés es motivación para irse temprano. Fuimos al camino central porque creímos que encontraríamos algo de paz. —Y ¿qué podría ser? Se dijo a sí misma que solo eran unos minutos, que simplemente lo tolerara. Cuando me las coloqué, me sorprendí al visualizar el logotipo de Wisney flotar sobre la plataforma. —Gracias, tía. No me hagas esto. Como ya eran las cinco de la tarde, tía le pidió que nos esperara para ir a llevarnos al trabajo. Miró directamente hacia el camino de salida, se puso las gafas y comenzó a caminar. —Una empresaria de donde trabajo, tiene hoy una fiesta de piscina. Atardecía. —No se preocupe. Alto, calvo, con cejas alborotadas y una panza que le colgaba. —Vamos ya por el videojuego de Owain —exigió Arthur y luego miró su reloj—. Nos ha tocado a los de esta sección, ganárnoslo de regreso. —Cuando era niña intenté aprender a bailar tango junta a unas primas en Argentina. Era al único que le tenía confianza para esos temas, pero al terminar de contarle, me aconsejó que considerara a los demás, que todos serían capaces de escucharme para brindarme apoyo. —Pero lo quiero. —Lo manda la tonta de mi hermana en agradecimiento por lo de ayer. Si haces clic en Supermercados en la pestaña categorías, hallarás tiendas similares a Metro. Ni loca. Yo llevo mi traje de baño debajo de esta ropa —me reveló. Me iba a ver rara porque con el sol que tomaba en el parque, se me había bronceado un poco los brazos y piernas. No puedes negar que tienes la cabeza hueca. —Ah claro, y creíste que eso te dio el derecho de arruinarme la vida. Coloqué el teléfono sobre el escritorio y, con esfuerzo, lo llevé hacia mis cubos y vacié su contenido. —gritó y mi perseguidor cayó muerto. En sus trucos se les notó el talento. Lo enfrentaba sin cesar, incluso creó una ola de fuego que lo golpeó en la cabeza. —¿Lo piensas ignorar? —¡Cómo si me importara! Lucía tan real que Morgan cuestionó si Wisney había mezclado empleados virtuales entre la multitud. —Viejo, calculé que si manejas aunque sea diez kilómetros por hora por debajo del límite de velocidad por más de treinta minutos, te perderás cinco minutos del partido. Vestía pantalón corto azul y una camiseta con la bandera del país. —No. Eris puso Heavy Metal. Abrí la puerta. El objetivo no era impactarlo, sino, distraerlo. —Me puse nerviosa. Rosario y Kevin se nos acercaron para tomar un vaso y descansar. Quizás molesta por hacerla esperar o actuaba acorde a su estilo emo. —Sí. —No puedo decirle, no debo involucrarlo —me rogaba a mí misma. ¡No sé de cuál enamorarme! Arya ni siquiera se motivó a mover un músculo—. Solo la pude despedir asegurándole que siempre contarían con mi apoyo. —¡Solo son dos puntos, pero parece inalcanzable! Había un montón de plantas y flores blancas. —Cerró la puerta de golpe y abrió el otro. —Cristian, gracias por la maravillosa tarde. —Es que ese lugar era muy aburrido. —Sí, yo me pondré en contacto con usted —dije y luego pensé—. —refunfuñé. En ese momento, escuchamos cuando un vehículo entraba en la calle. Al abrirla e identificar a esa persona, mi corazón se detuvo. Las mato y siempre aparecen. —Me levanté. Todo comenzó a cambiar desde que ella entra todas las noches a tu oficina —le gritó. Si salir significará que tendrás momentos donde te sentirás avergonzado, entonces, no estamos hechos para estar juntos. Lucía como si hubiera tenido una pésima mañana. ción lechera, manteniendo constancia productiva a lo largo Quiero hacer una mención especial a la obra de la planta de todos los meses del año (en el pasado producían leche en de tratamiento de aguas residuales de La Enlozada (PTAR), época de lluvia, cayendo dramáticamente estos … Fue sencillo. A todos nos mira por encima. Se veía tan diferente que parecía otra persona. —¡Esa estúpida no toma mi llamada! Scribd es el sitio social de lectura y editoriales más grande del mundo. En la pared del banco, había decoraciones con luces de neones de siluetas de cabezas de personajes. Él me evadía mirando hacia el suelo. —¡Oiga, cállece y haga su oficio! Luego lució preocupada y nos miró a los dos a la cara antes de volver a enfrentar a la recepcionista—. Capítulo once: Campeonato Era sábado seis de abril; seis días después de la tarde en el parque de atracciones de Wisney. 19.20 Online S/. Ideal: Plancha ideal cremosita 400 GR X 24 uni, Plancha ideal amanecer 395 GR X 24 uni, Six pack ideal cremosita 385 gr, Six pack ideal amanecer 395 GR, Ideal aceite clásico 1 LT, … —Ethan veía mi pantalla—. El señor Smith se fue al baño. Déjame esto a mí. ¿cómo si nunca tuvo valor? —Sí, hoy es mi primer día. El titular informaba que le desembolsaron la mitad del precio a los clientes en disculpa por el inesperado aplazo. —Ah... entiendo. Gabino había despertado, pero todavía no hablaba debido a la operación de la mandíbula y que la tenía hinchada. Le masajeas los hombros, te le sientas encima ofreciéndotele como toda una cualquiera. Kevin era alto, y apuesto fuera de sus locuras, pero fue complicado imaginarlos como pareja. Dos amistosas me invitaron a ignorar a Lindsay y lanzarme con ellas en la piscina. Yo estaba que me comían los nervios. —Guau, es pesado. —No digas eso, a mí me agrada cada uno de ustedes y aquí es donde compartimos más. —¿No te has enterado del premio? Nunca antes había disfrutado de ese género a ese volumen y calidad. Si ambos tenían algo en común, era la dedicación y disciplina hacia sus aficiones. Yo corrí al armario del conserje. Su madre me pidió seguirla a un lavabo. Brillaba tanto, que me dieron ganas de quitarme las gafas. No iba a cometer la imprudencia de hacerle preguntas sobre ese asunto. Su perfume me pareció sofisticado. Será incómodo porque seguirás entrando a realizar tu oficio, pero vamos a ponerle un alto a esto. También había videojuegos clásicos y de gafas de realidad virtual. A las tres de la tarde, tía y yo nos fuimos a pasar unas horas con Juliana. A la derecha, estaba un pasillo de tres puertas; dos eran habitaciones y la del fondo era el baño. Necesitábamos realizar un viaje de emergencia y el jet privado no estaría listo hasta la medianoche. —Este domingo me invitó al parque de Wisney —le dije contenta y quedó boquiabierto—. Regresó a los dos minutos. —Ethan se paró de la sorpresa. —lo pensó por unos segundos—. El empleado me acompañó a la equis. Lindsay que, lo perseguía intentando detenerlo, parecía haber llorado. La fotografía fue simplemente licenciada para su uso en la portada. —Gracias. Continuamos hasta llegar a la última carroza. ¡Buenos días, ¿cómo amaneciste?! Permíteme conducir por ti. —A ese había que sacarle las palabras a cucharitas. Del rostro no se me quitaba la sonrisa porque al fin estaba alcanzando esa libertad que tanto soñé. —grité desde que lo contestó. Anastasia ni se atrevió a enfrentarla. Me atraía lo dedicado que era, su perfume y que vestía elegante. Como que me pica el orgullo el no haberte hecho bailar. Al verlos cruzar por nuestro frente, notamos lo ensangrentado que estaba Gabino. Cuando salieron y vimos que tuvimos tres puntos más que los Vengadores, gritamos y saltamos de la alegría. —Él fue un espléndido actor en los primeros años del cine. Las que producimos en su mayoría son esas dramáticas que solo atraen a los puristas. —Ya que él había roto el hielo, intenté pescar halagos. ¿ganar dinero y escalar en el ámbito laborar, era lo único valioso? Al cruzarle por el lado, me detuve para entrar. Terminó de retocar su labial mate color rosa, y abrió una aplicación en su computadora; trabajaba en el departamento de diseño de empaques de juguetes para niñas. —Se concentró en el monitor de su computadora. Siempre terminaba con dolor en los brazos y espalda. —Como que me estás mintiendo, ¿no crees? —¡¿Qué haces?! Mi padre bajó la ventanilla. Yo seré tu asistente. —Se rio. —Saquen el teléfono para que agreguen mi número. Un dato poco conocido porque de lo contrario, ya se hubiera formado un escándalo. ¿Qué vas a vestir en Wisney? —¿En verdad puede irse, enfermera? —preguntó malhumorado, como si le hubiera disgustado encontrarme ahí. Arya se había tranquilizado y ambos se nos acercaron. Al lado del centro comercial, había un gran edificio utilizado exclusivamente como estacionamiento. —Ay, mamá, solo sabes desenterrar lo embarazoso —se apenó y su madre se rio. —¿Eso por qué? Payments made by partners impact the order of prices displayed. —Aún sonrío cuando recuerdo el brillo de tus ojos cuando contabas como te sentías cuando él te sostenía de la mano. Tras acercarme, iba a tomarme la libertad de sentarme, pero me dijo que no era necesario, que iba a ser rápido. Llamó la atención de su hijo para que me saludara, pero como él estaba molesto, actuó como si no le importara. Salimos de la tienda. Si le sacan el nombre del marido de su amante, mi marido irá a la comisaría a poner la denuncia. —¿Te desagrada el reguetón? —Y ¿para dónde van? —Enseguida me invitó a entrar. ¿Realmente piensas que soy una persona adecuada para él? Por eso comía con ganas y sin queja alguna, la sopa de una cocinera principiante. Y yo aquí en la pizzería. —Entonces, ¿por qué no puedes relajarte cuando estoy a tu lado? También que después del escándalo, los inversionistas andaban irritados porque cayeron el valor de las acciones. El cielo amanecía cada vez más gris. Debo regresar a entregar otras pizzas. Me aturdía todo lo sucedido. De apariencia lo encontré normal. Espera, te hablo en un segundo... Escuché cuando encendió la motocicleta. —Me preocupé a que le volviera el ardor. A los adolescentes les interesaban descubrir que encontrarían una vez vistieran las gafas de realidad aumentada. ¿Quieres ser médico? Los eliminaba mordiéndolos por el cuello y ocasionando daño con sus garras. Y en ese mismo instante, estalló esa canción. Observamos cuando Arya se deslizó en su patineta sobre una barandilla. Me miró con esa expresión de “en serio, ¿te atreviste a hablarme con ese tono?”. —Eris se paró a buscar una bebida—. —Ya estoy cansada de ser una cobarde. Por lo menos esfuérzate tú en hacer algo bien. —Joder no relajes, enseguida voy. —Me sonrió. —Mejor olvídala —le aconsejé. Entré y levanté su cubo. —Sí, pero ahorita se le mete la maña de las demás. Había piscinas vacías, rampas, barras, pasamanos metálicos, rectángulos de concreto, escalones y más... Una de las rampas, era tan alta que creí peligroso que alguien se lanzara desde ella. —dije contenta. No quería tener ni la esperanza de cruzarme con Arthur. —Mi madre estaba preocupada—. —Por supuesto. Se había caído incontables veces intentando dominar su nuevo truco. Terminó desahogándole que sus inseguridades, arruinaron el amor tan puro que al principio sentía. Los nervios me hacían tomar agua a cada rato. —Ay no, Lily. Como premio, Owain recibió una figura de Elly, de esas de gran cabeza y pequeño cuerpo. —Y ¿de qué color? En realidad, utilízala para todo lo que necesites. —Ay no, qué gracioso es esto. —gritó Ethan, agradecido de regresarnos la esperanza. —¿Por qué lo es? Lo que más llamaba a la atención, eran tres enormes castillos. Morgan, quien estaba siendo acorralada por minotauros, les lanzó un poderoso conjuro que los dejó congelados. De un compartimento, extrajo una botella de agua y bebió un poco. Mi familia llegó temprano. El chófer salió avisando que arrancaría en menos de dos minutos. Ethan publicaba información sobre si participarían en los campeonatos. —Seño... señorita —hablaba nervioso—. Llegamos al lujoso edificio de veinte niveles donde vivía. También tenía varios gatitos y otros animales de juguete. —La curiosidad me venció. —Comprendo. —Se sentó con las piernas cruzadas. Era de esas de trabajo; atrás tenía una canasta con el logotipo de una pizzería. Él quería sacar varios lienzos de la estantería, pero como tenía las manos llenas, fui a pedirle ayuda al único empleado. Por esa razón, estaba repleta de personas. En primaria fui muy tímida para relacionarme. Está bien, pero puedo sola. —Nos quiere involucrar en algo tan peligroso —pensé. Era severo; de firmes desiciones y capaz de exprimir desempeño hasta del empleado más holgazán. Por lo menos, me alegra que te haya arruinado la vida, para que sufras de tu grave error. Le gritaban lo mucho que lo amaban y admiraban. —Solo desea conocerme. La prueba está en que ni siquiera me ha llamado. —Hasta mañana, Alcahueta. Al reconocerlo, quedé boquiabierta de la impresión. El chófer te llevará a tu hogar. Tía lo miraba boquiabierta. Si se hubiese detenido ahí, nunca hubiera presentado una queja porque estaba más que agradecida. —Casi solté la lengua—. —¡Aléjate! —¿Perdiste tus sueños y ambiciones? —Cielos, se me hace agua la boca. Los invitados esperan, vayan a servirles. —Se está portando bien. Oye, si tienes dieciséis, ¿no deberías estar en la escuela a esta hora? A pesar de haberme distraído, en el momento en que pensé en pisar afuera, me regresaron los nervios. —Doña Patricia. —Lo guardé. ¿qué le sucede? Evitaba mirar a las personas a la cara, mucho más si eran de nuestras edades, para que sus nervios no aumentaran. —Se rio. Al llegar al frente de la puerta abierta, miré y, para mi sorpresa, lo encontré mirando en mi dirección. —Hmm... una pregunta, Arthur. —Ah, me duele la cabeza... —se quejó. —¡Está borracho! Y ¿a usted cómo le va? Comencé a abanicar aire hacia mi cara con un catálogo de ofertas del supermercado que estaba en el carrito porque hasta me entró calor. Cualquier ruido extraño le hacía saltar a gritos. —Sabes, me alegra mucho conocerte. —La última vez que viajé a Argentina fue hace nueve años... —pensaba mientras extraía los audífonos del bolsillo para matar tiempo viendo vídeos—. Fui a colocar la bandeja sobre la mesa. Eso acaparó la atención de Juliana. Y a diferencia de otros, en la universidad los fines de semana los pasaba estudiando en vez de festejar, coquetear y consumir alcohol. Sin embargo, no intentarlo por el orgullo, sería un arrepentimiento que se llevaría a la tumba. —Sonreía. Mientras su madre terminaba de arreglarme el cabello, ella me pintaba las uñas. El corazón me latía a mil. Disfrutábamos series de televisión, cuando cobraba visitábamos restaurantes de comida extranjera. —Gracias. Deseabamos una segunda ronda en la cabina, pero no quería que nos metieramos en problemas. Él se disculpó sintiéndose terrible. Dominaba el inglés como cualquiera del país, pero con un leve acento de su lengua nativa. Rosario se fue a continuar regando unas plantas. La enfermera regresó con un tablero para mostrarles la lista de los medicamentos subministrados a Arya, incluyendo las atenciones recibidas. —Owain corrió con ambos brazos hacia arriba y, de un grito, la arrojó en dirección del cocodrilo. —Se le aguaron los ojos —. Fui a ver los del primer nivel de esa estantería. —Arthur... —Colgué y lo guardé. —Bueno... no soy esa clase de mujer. —¡¿Y el bebé?! Ya faltaban sesenta segundos. Llegó el taxi y nos montamos; Juliana en el asiento del pasajero, nosotros atrás con Arya en el centro. Sus cuernos eran gruesos y alargados. Hace muchos años ella había fundado su propia tienda de ropa. —El encapuchado se sentía orgulloso. La del sábado pasado me hizo doler el estómago. Las únicas cosas que dejaban en claro que era falso, era que si te removías las gafas, Elly, los pajaritos y mariposas, desaparecían. Una se la llevó, la otra se nos acercó. —Descuida, compraré con el dinero que me regaló mi papá. Cuando mi hermano llamó, no le mencioné ni una palabra sobre la cita. —Sí. —Joder... —¡No me llames! —Se sorprendió—. —Ya veo... y ¿qué tan lejos has llegado? —Al supermercado. Vestía su atuendo casual; una blusa blanca con una falda y zapatillas de tacones oscuros. —Vamos a ver como te quedan. ¿te brindó alcohol? —Me sonrió—. Vestía con el mismo estilo de Arya. Lindsay por el micrófono invitó a comer pastel, y unos cuantos más se acercaron. Arthur al fin me miraba, al fin existía para él. Mantente atento al Catálogo Metro de la semana para encontrar las ofertas y promociones más convenientes. —me preguntó el recepcionista. Será un error si nos maltrata. La comida la compraría en un supermercado donde no vaya nadie conocido para evitar ser saludado. —Enseguida lo saludé con un abrazo. Lindsay sentía que se moría de la vergüenza. En caso de querer consultar ofertas similares, visita el Catálogo Metro desde el 05-01-2023 hasta el 29-01-2023. El pionero que, gracias a su gran destreza en su juventud, atrajo la atención de corporaciones quienes se animaron a celebrar los primeros campeonatos profesionales. —En serio, ¿es de esos adinerados con oficinas privadas? —¡Buenos días, mamá! Para comprobar si Mezcla Lactea Ideal Amanecer x 395g está disponible en línea en Metro, visita el sitio web de Metro. —Descuida, estuvo aquí en todo momento —le aseguré. No debiste molestarte de esa manera. —Piénsalo bien, solo así aceptaremos. Pero no tengo idea de quienes fueron y como terminó. Salimos de la escena. —me angustió un poco. —Me sujetó la mano—. —¡Párate ahora mismo si no quieres que te vaya terrible! —Hmm... bueno, Lily. —No, este es mi empleo. En mi niñez creí que la fuerza de voluntad era el combustible para todo lo alcanzable. Transcurrieron unos minutos. —¡¿Qué le hizo ese animal a mi marido?! Lo amenazaron con que si te pasa algo, irían directos hacia él. Fui por los pasillos, leyendo los nombres en los cubículos. La miraba preocupada sin saber que decirle. Cuando alcanzó mi lado, la miré y noté que era similar a la del repartidor de pizza que conocí en el supermercado. De que le valió hacerme creer en él, cuando no fue capaz de darme mi lugar ante personas que solo por puro detesto, buscaban hacerme daño. —Reía. Del otro lado había un gran parque. Lo que ocurre es que el trabajo lo atarea demasiado. Aún sigo vivo, aún puedo demostrarte de que estoy hecho. Se acercaba a los bordes de las piscinas, y salía al aire a realizar varias vueltas antes de regresar. Vaya a disfrutar con el joven. Esas mujeres le chocaron la mano y le abrazaron contentas y muertas de la risa. —Arthur, ¿cómo estás? Él volteó a mirar directamente hacia mi cara mientras continuaba conduciendo. Tenemos que hacer que pague por arruinar mi look. —¿Cómo que no tienen? No hoy, que estás aquí conmigo. Ahí aprendí que tenías un amante y que era mi vecino. No le dije una palabra. En la parte trasera, había una enorme sala de conferencias con una mesa de más de sesenta sillas y un gran proyector. Ya que decidiste darle una oportunidad a él en vez de a Cristian, al menos complácelo. —Y yo aquí de desconsiderado quitándote tiempo. Yo iré por la patineta para luego esperar a los vendedores de limonada. Mínimo pagó alrededor de ochenta mil dólares por esto. Salimos afuera. —Tía, es el repartidor de pizza. Llevaba enganchada la tarjeta del trabajo. Fotografías de la modelo por Cookie Studio/Adobe Stock. Al final reunieron ciento quince puntos. —Buenas noches. Guárdate esos comentarios. Él asintió con la cabeza tras mirar un poco. Mi teléfono comenzó a sonar. Arya odió que su hermana le obligara a contemplar de tan cerca como se había entristecido. —¡Poco hombre! —Guardé el teléfono—. Cuando nos acercamos a la puerta, tía extrajo de su bolso una tarjeta de identificación que tenía su fotografía. —Algo así. Atardecía. Como era el quinto nivel entraba más aire por las ventanas. En la otra oficina del cubículo, estaba una mujer de cabello negro, media gordita y tan joven como Lindsay. —Espera... —Eso me inquietó e intenté pararme, pero me detuvo—. —Intenté escaparme, pero no me permitió ni mover. Necesita a alguien que le muestre el camino para mantenerlo a flote. Estuvo jugueteando con mi cabello, acariciando mi cara. Me saludaron. Mi nombre es Lily, mucho gusto. No soportaba que Arya vagueara en ese parque, mucho menos iba a querer a las personas que la mantenían motivada a seguir yendo. Al llegar y cruzarle por el frente pidiendo disculpas, vi que era el amigo de Arthur que salió hace unos minutos de su oficina. Fuimos derrotados. En ese momento, me percaté cuando Kevin salió de la piscina. Caminamos hacia la izquierda. —Saldré con él. Tenis y bolso blancos. —Gra, gracias... —Se me agitó el corazón. Transcurrieron los minutos. —Tenía curiosidad por descubrir que había dentro de su cabeza. —Sí. Los asientos eran de mucho mejor calidad que los taxis regulares y estaba impecable. El central era el más grande. El chófer aceleró para llegar lo antes posible. Bueno, haré algo bonito. De la misma estatura de Kevin. —¿La pongo? Me explicó que eran súper famosos y seguidos en las redes sociales. —Me preocupé. Estaba conversando con ella... Ah... —Ahí supuse que me encontró. —Gracias a la revistas, sabía mucho sobre vehículos. —¿Qué deseas, señorita? —¿Alguna otra forma de tolerar esto? —le gruñó. En ese momento, escuchamos como alguien casi entraba en la cocina. —¿Buena persona? —Cierto, cómo culparte. —Hmm, mejor dejemos a esa gente en paz. Tenía una agradable temperatura y aroma a canela. Tía estaba impresionada. —Eres merecedor de todos mis insultos —le respondió Kevin. —Bueno, debo esperar a que se acostumbre a mi presencia para que deje de actuar como todo un rarito —pensé mientras lo observaba. Desayuné. Compra ahora en línea y disfruta. Cierto que el tango era sensual, pero tenía su clase. Ese empleo siempre fue solitario, pero esa noche me sentí más sola que nunca. Vestía una camiseta manga larga marrón. Salió afuera a fumar un cigarrillo. Lo cargaba frente a mí para intentar hacerle gracia, pero él solo me miraba a la cara con una gran curiosidad y su boca abierta. Vi en el teléfono que faltaban dos minutos para las una. —Temía Percy. Hace tiempo que no veía esa determinación en su mirada. Le he visto salir con docenas de chicas. —No pude tolerarlo más—. Me sujetó y se me acercó hasta comenzar a besarme. —Sonreí y se lo pasé. Les comenté lo que había ocurrido con mis amigas, Juliana y Arya, y como las apoyaba. Kevin se quedó detenido mientras miraba al suelo. —No, por favor... —Recordé que los detestaba porque mi hermano me había puesto como cien. Tía se había ido a trabajar. Pero a falta de tiempo, necesitaba escoger el que menos me desagradaba. —Me quedé boquiabierta. —Tuvo el atrevimiento de quitármela. ideal. Me molestó sacar esa excusa, pero ya tuve un agitado día como para permitir que mi familia se siguiera alborotando. Llegamos frente al edificio. Llegué frente al salón de belleza. Cuando pasamos por un puesto de perros calientes, nos detuvimos a comprar. —le gruñó y luego se nos acercó—. If you are … —Alcahueta, ¿cómo estás? Una compañía leñadora compró terrenos del bosque. La enfermera no te ha dado permiso. Simplemente, no me interesa. Si haces clic en Supermercados en la pestaña categorías, hallarás tiendas similares a Metro. Por lo que veo, amarás tu nueva posición como presidente de mantenimiento... —¡Qué demonios! Al final, no podía despegarme del espejo, muerta de la sonrisa. —Santo cielo... —Tía casi perdió el aliento—. —¿Tú crees? Hubo un silencio incómodo. El primer emoji nos pedía que sacáramos la lengua. —¡Hasta qué al fin llegan! Antes de entrar, se quedó paralizada, impresionada de como había limpiado. Cuando me calmé, me tendí en el sofá, cerré los ojos y me relajé por unos minutos. Con gentileza, me acarició el cabello. Que al grandioso Arthur Diesel, se le ablandó el corazón al conocer a una pecosa, ignorante, mal arreglada, que solo sabe recoger basura. —Sí. Enseguida ella se fue animada a practicar con los otros dos. —Buena suerte, Cristian. —El gordito hasta lagrimeó. Morgan eliminaba con su “¡moriatur!”, Pero lentamente porque solo podía utilizarlo cada diez segundos. Owain de un grito, comenzó a correr hacia nosotros. ¿qué no has escuchado las historias de lo que la gente deja en los inodoros públicos? Diana tenía veinte años de edad, de una estatura de ciento sesenta y cinco centímetros. Había visto un kiosco de comida rápida. Se fue corriendo a la mesa del equipo musical y sostuvo el micrófono. —La sujetó por una mano para forzarla a ponerse de pie e irse con él. Lo invité a que se sentara a mi lado. Por favor no olvides llamarme todas las noches. —¿Ha, hablas en serio? —Comprendió. —Tienes que verlo de esta manera... —pensaba con cuidado que iba a decirle —. —Hmm... —Miró hacia el refrigerador—. —Usted qué clase de mujer piensa que soy —le regañé. Extraje el teléfono y tomé varias fotografías para inmortalizar ese momento. Solamente si quiero verme tres metros bajo tierra. ¿cómo se te ocurre beber si sabes que vas a conducir? Estábamos ahí, detenidas a un lado de las puertas del supermercado. —¿Cautivador? L.B = Caraspálidas contra Primeagles. Disculpa, Lily. ¿Podemos ir donde pongan música electrónica? Vestía una blusa roja con pantalón negro. —Reuní fuerzas y me despegué de él empujándolo—. Como queriendo terminar de masticar antes de darme la cara. Los invitados somos unos cuantos de aquí. Tenía tres fotografías suyas donde parecía posar para una revista de cosméticos. Me le acerqué. Le hago un comentario y en esta compilación se agregan otros textos sobre … —Me invitó a su apartamento. Retiro en tienda. Nos montamos y el taxi arrancó hacia el centro de la ciudad. Deseaba vivir emociones, pero me costaba confesar que buscaba esto porque lo creí demasiado. —¿Por qué crees que es tu responsabilidad escoger por ellos? Esta cualquiera que llegó de la nada hace dos semanas a recoger basura, o la posición por la que tanto te arrastraste para conseguir. —Esa película —decía y me miró—. —¡Magnífico! Vimos unos tenis blancos bien curiosos porque tenían pelaje de animal. Le avisé que se nos acababa el tiempo y regresó a donde yo quería, a mis labios. —Se rio. —Sí. Me saludaron con un apretón de manos. Desde que sintió que miraba en su dirección, volteó para saludarme. Continuó acercándose hasta besarme. Es un placer conocerte. —Hasta luego. ¿Se lo imaginan con la cara llena de granitos y la voz rajada? Me parece espléndido como tu primer paso porque conocerás a jóvenes empresarios. —Mi nombre es Lily Scott. Siempre fue mi sueño conocer una mansión. No sabes lo mucho que se esfuerza. —¡Rayos! Voy a llevarlo a la clínica. A las cinco llamé un taxi y salí camino al centro comercial.